miércoles, 2 de marzo de 2011

THE OUTING (THE LAMP, 1986)


Pues aquí nos encontramos con una película en la cual la protagonista es una lámpara maravillosa, de esas que si la frotas sale un genio de ella (o un djinn, como queráis llamarlo). Pero no os equivoquéis, olvidaros de los tres deseos, solo concederá uno a su dueño, y no precisamente para bien.

Recuerdo de pequeñajo (13 añitos),pasar por la puerta del videoclub, y ver el cartel de esta película. Me encantaba, con esa lámpara y el humo saliendo de ella, dejando entrever las caras de seres humanos gritando y a un monstruo en el medio. Como molaba.



Y es que como en mi casa siempre hemos sido consumidores de este género, al día siguiente ya estaba reproduciéndose en nuestro VHS. Qué película más buena he visto. Que pedazo de bicho, y cuántas muertes (me decía a mi mismo). Quede impresionado.


Al año siguiente, al pasar al videoclub para ver las novedades, me dirigí al rinconcito donde vendían las cintas que ya no se alquilaban, a un módico precio de 200, 300 y 500 pesetas. Cuál fue mi sorpresa al encontrarme en esos montones con la película. Después de hacer el desembolso (300 pesetillas), ya la tenía en mi poder, era mía, y no pasaría de esa noche sin hacer un nuevo visionado. Como volví a disfrutar de ella.


Pasaron muchos años, y la cinta fue quedándose en un rinconcito, debido al volumen de compras de otros títulos. Cuando una noche me dispuse a volver a verla, descubrí con horror que no se veía, algo había ocurrido en la cinta, quedando inservible para la reproducción. Gracias a internet volví a recuperarla hace poco, con el consiguiente visionado.


Y debo darles la razón a aquellas personas que dicen que hay películas que viven mejor en el recuerdo, y es mejor dejarlas ahí. Este es uno de esos casos, pero solo a medias.

El film me resulto entretenido. Las muertes, lo que recordaba de ellas, muchas y variadas, pero ya no tan espectaculares como en su momento (algo lógico, cuando te has tragado cientos de títulos viendo toda clase de “desmembramientos” a nuestros adolescentes protagonistas). Los efectos desfasados, y es que ya sabemos que no todos sobreviven igual al paso de los años. Pero seguía teniendo ese encanto ochentero, ese toque que a todos los aficionados a este género nos encanta de aquella década.



El presupuesto, bastante limitado. Y se nota en demasía en el genio en cuestión. Aunque su diseño es bastante bueno (hay que reconocerlo), no así los movimientos animatrónicos, bastante simples. Apenas movimientos de boca (abrir y cerrar). Aun así queda muy resultón en pantalla. Si no tienes dinero para realizar lo que tienes en mente, pues tiras de imaginación, y para que el genio no parezca un simple muñeco de pegote, pues le pones mucho humo alrededor, luces de todas clases y colores y relámpagos, haciéndonos ver que allí se ha desatado el mismísimo infierno (aunque a veces parece que estamos en la discoteca), y todo solucionado, ya da el pego bastante bien.


El final es lo que no entiendo. O esta película nos llegó recortada, o bien fueron censuradas algunas muertes. Y es que no sabremos qué les pasa a ciertos personajes, que desaparecen sin más de escena, sin explicación alguna. O cuando aparecen algunos cuerpos, sin saber que les ha ocurrido (muertos sabemos que están, pero no sabemos porque). Hay una tercera opción, y es que el señor encargado del montaje tenía prisa o pasaba del rollo, viendo lo que iba a cobrar por el trabajo.

¿Y de qué va la película?


Año 1893. Un barco está atracado en el puerto de Galveston. En la cubierta se encuentran los cuerpos de los marineros (parece que han muerto todos en extrañas circunstancias), y unas cajas donde se puede leer “EXPEDICIÓN DAMASCUS”. De la niebla aparece una niña, que recoge una pulsera y una lámpara del suelo.


La acción vuelve a nuestros días (1986), con tres macarras en una furgoneta (dos hombres y una mujer). Su intención no es otra que ir a robar a una antigua mansión. Su única habitante es una anciana, con lo que ellos consideran que es un golpe seguro. Los jóvenes, al no encontrar nada, empiezan a ponerse más violentos, agrediendo a la anciana, y diciéndole que si no les dice donde está la pasta se la cargan. A uno de ellos le da la neura, y le mete un hachazo en la cabeza a la indefensa viejecita. En un golpe de suerte encuentran un baúl, y en su interior la lámpara del principio.


Todos mueren de forma horrible (me he saltado cosillas, tampoco es cuestión de destriparlo todo). La policía, ya en el lugar, viendo que todo es muy antiguo, llama al museo local, por si algo les interesa. Lógicamente se llevan la lámpara. La hija del jefe del museo invita a pasar la noche a su novio y a sus mejores amigos allí, una vez estén las puertas cerradas (ya que conoce por donde colarse para evitar las cámaras y a los de seguridad). A partir de ese momento ya se pueden imaginar, poco a poco nos iremos despidiendo de todos, jejjee.


Eso les pasa por no ir a un camping. Aunque conociéndolos, seguro que tienen tan mala suerte que acaban en el de Crystal Lake.






6 comentarios:

Juan dijo...

Ah, cuantos VHS con películas cuasi inencontrables se me habrán roto a mí...
Y por cierto, que buen juego da esa introducción de barco maldito, desde los tiempos de Drácula y Sherlock Holmes...

Marcos Callau dijo...

No conocía eta película, Gárgola, pero el cartel es muy bueno. Recuerdo que algunas películas que yo adoraba se han quedado viejas en un nuevo visionado. Es un sentimiento desalentador.

Gárgola dijo...

-Juan, la verdad es que hay peliculas que he conseguido recuperar en dvd, pero las perdidas para siempre eran las cintas que tenia grabas con pelis inencontrables (como bien dices tú), y algunos programas de televisión de los 80. Perdidos para la eternidad.
un saludo.

Gárgola dijo...

-Marcos, ese cartel lo llevare grabado toda la vida. Recuerdos, cuantas veces vivimos de los recuerdos, buenos o malos,es Ley de vida.
Un saludo

miquel zueras dijo...

Yo también siento debilidad por esas producciones ochenteras de mi juventud, claro que algunas es mejor dejarlas para el recuerdo como me ocurrió con "El chip prodigioso". Saludos. Borgo.

Gárgola dijo...

-Miquel, yo dejaría muchas pelis para el recuerdo, pero siempre me da el gusanillo de volver a verlas, unas veces te llevas una sorpresa y otras una decepción.
un saludo